Durante la presentación de su más reciente novela, Tijuana: crimen y olvido (2010), Luis Humberto Crosthwaite fue desalojado sin preámbulos del recinto por el director del Instituto Tlaxcalteca de Cultura, Gerson Orozco García. El supuesto motivo se atribuía a un conflicto de horarios con otro grupo que debía ocupar el espacio, lo cual resultó completamente falso. Según opina el autor, se debía al contenido de su presentación en donde critica la guerra contra el narcotráfico que desató el gobierno calderonista en en 2006, la misma que ha dejado un saldo de muertos que ahora supera las 35,000 víctimas mexicanas. Y no sólo la guerra misma, sino también el discurso oficial que reduce la pérdida de miles de vidas inocentes a dizque daños colaterales, insinuando que quienes ya sufren doblemente el crimen organizado y la indiferencia e ineptitud del gobierno deben reconocer el perenne estado de victimización que les espera porque, para los dirigentes de la nación, nunca alcanzarán la dignidad de ser considerados seres humanos.
Como muestra de apoyo y solidaridad para un escritor a quien estimo mucho, copio aquí el texto que Crosthwaite escribió con su versión de los hechos.
Tlaxcala: presentación interrumpida
Era viernes 29 de abril. Se trataba de presentar mi más reciente novela, Tijuana: crimen y olvido. Sería un evento como muchos otros, organizado por el Instituto Tlaxcalteca de Cultura. Sin embargo no todo sucedió como se acostumbra. En un momento de la presentación recibí un mensaje donde me informaban que el director había pedido que se suspendiera la presentación y que saliera inmediatamente del foro que ocupábamos en la Casa del Artista. Incluso me avisaron que afuera había policías.